sábado, 5 de abril de 2014

EL ESPÍRITU DEL POZO (CUENTO)

EL ESPÍRITU DEL POZO
En la casa de mis padres había un gran pozo de brocal, de donde sacábamos el agua, salobre, fresca y tintineante.
Siempre supe que el pozo estaba vivo, solo que era un gran monstruo dormido. Tenía debajo del agua cristalina un espíritu hondo y oscuro que el día que despertará nos destruiría a todos.
Algunas noche lo había oído rezongar, entonces juntaba todas mis pertenecías para huir, para salvarme, para no morir devorado por aquel monstruo insaciable. Pero por el momento nada sucedía.
En ocasiones cuando me acercaba al brocal a sacar el agua, al golpe del balde, veía como se revolvía el agua, se ponía negra y el monstruo sacaba unos de sus tentáculos. Entonces le hablaba, lo tranquilizaba y le decía que todavía no era tiempo, que esperara un poco más que  yo aún era un niño.
Que sabía cómo se había llevado al abuelo pero que él ya había vivido lo suficiente, también como se había llevado al mozo del pago herido de mal de amor. Cuando le hablaba así con mi voz inocente  el agua quedaba mansa y yo retiraba el balde cargado de aquel líquido vivificante.
Pero una noche de tormenta, de rayos salidos del mismísimo infierno que cruzaban el firmamento, sucedió lo tan temido, se sintió un gran ruido, estridente, agudo, quebradizo. Entonces me asomé a  la ventana y vi como  uno de los tentáculos del monstruo había roto el brocal del pozo y por la brecha abierta en el ladrillo manaba un gran chorro de agua sanguinolenta.

Junte mis cosas, monté a caballo y salí, desde la portera eche una última mirada. El brocal del pozo se había rasgado por cuatro partes de donde salía agua a borbotones, inundándolo todo, ahogando y destruyendo todo a su paso. "Talonie" al caballo para que saliera al galope y me perdí en las inmensidades del camino con aquel río infernal pisándonos los talones. Cuando ya estaba perdido alcanzado por unos de los tentáculos del monstruo…de súbito desperté.

CAROL ROMERO